Desde que se empezaron a usar las primeras pinturas antiincrustante (anti-fouling) realmente eficaces, éstas han tenido características especiales de ser erosionables y de liberación controlada. Este tipo de pinturas, para ser eficaces, deben liberar en el agua sustancias que inhiban, repelan o retrasen el ataque y el desarrollo de los tres principales problemas que plantean las incrustaciones de microorganismos vegetales, animales y limo.
Las incrustaciones de organismos Animales como “caracolillos”, “mejillones”, “lapas”, etc. liberan millones de larvas microscópicas al agua. Estas larvas necesitan adherirse a un objeto estático para alimentarse, lo que sucede cuando el buque no navega.
Hasta el año 2003, el Tributilo de Estaño (trybutiltin-TBT-SPC) se ha utilizado como aditivo de las pinturas anti-fouling más habituales para evitar la incrustación de distintas formas de vida marina en los cascos y hélices de los buques reduciendo la velocidad o aumentando el consumo de combustible.
Debido a los efectos colaterales contaminantes de este compuesto con el medio ambiente, la Organización Marítima Internacional (IMO) decidió en Octubre de 2001 prohibir la aplicación de TBT-SPCs a partir de 2003 y eliminar completamente su uso a partir de 2008.
Existen al menos en principio dos alternativas en el mercado que pueden ofrecer características similares a las de las pinturas con TBT: aquellas que utilizan un principio tóxico basado en cobre y las que son antiadherentes al fouling sin ningún principio químico biocida y sí físico, tratando de evitar que las incrustaciones se adhieran a las superficies.
Las primeras, serán muy posiblemente en un futuro próximo, objeto de regulaciones restrictivas similares a las que ahora son objeto las basadas en TBT.
Las segundas, a pesar de las continuas referencias a las mismas en la literatura, no parecen ser muy eficientes desde el punto de vista económico, dada la dificultad de su aplicación y lo frágiles que son a roces y contactos. Pero además, estas pinturas son eficientes solamente para buques de media y alta velocidad y que pasan poco tiempo en puerto.
En esta categoría no entran buques pesqueros y remolcadores, que son buques que pasan la mayor parte de su vida útil amarrados al muelle, sobre todo a aquellos que operan en aguas cálidas, por tanto, parece que el futuro plantea interrogantes difíciles en el tema de los recubrimientos anti-fouling, coincidiendo con la escalada de precios de combustible, a pesar de las soluciones con agentes anti-fouling de origen natural que son objeto de investigación ahora mismo y de resultados prometedores.
Además, en el caso del ensuciamiento de origen biológico, o biofouling, como suele ser debido a varias especies distintas, no existe todavía ninguna forma de realizar una cuantificación del mismo que se pueda correlacionar con la pérdida de rendimiento tanto del casco como de la hélice, y mucho menos en buques pesqueros o remolcadores.
Los armadores de buques pesqueros afirman que las actuales pinturas antifouling, a pesar de la prohibición del TBT, son capaces de evitar el fouling macroscópico en el casco, limitando el fouling a una capa de bacterias que forman un fango que cubre toda la obra viva. Este fango se forma en el plazo de unas semanas y puede tener un efecto importante sobre la resistencia al avance. También es un elemento a tener en cuenta el fouling en la hélice, que normalmente no va pintada y produce un doble efecto de disminución del empuje y aumento de la resistencia.
Norberto Sánchez
norbertosanchez@repuestosbarcos.com